Portada revista "Federación chilena de Boxeo", 1897 - 1985.
Portada revista «Federación chilena de Boxeo», 1897 – 1985.

Por Jorge Cancino y Danilo Herrera.

El “Matucho” Baez.

Don Luis Báez Suárez, más conocido como el “Matucho” Báez, fue uno de los más importantes boxeadores de Los Andes. Con más de cuarenta peleas a su haber, una victoria frente al campeón chileno y dos emocionantes combates con boxeadores trasandinos, logró conseguir fama tanto a    nivel local como en el  circuito nacional de pugilismo.

El “Matucho” hoy de 82 años, es oriundo del barrio Centenario, calle Paraguay si somos precisos. Mecánico soldador de profesión, ex-trabajador de la maestranza de Valparaíso, recuerda sus inicios en el ring como un accidente fortuito.

En esos años – década del 40 – el box andino se vivía con intensidad: las veladas boxeriles se realizaban en el gimnasio Centenario. En dichos eventos, don Luis, de 13 o 14 años de edad, junto con sus amigos no perdía oportunidad de ver los combates.

Un día de esos por ausencia de un contendor tuvo la posibilidad de subir al ring por primera vez a combatir en el “Campeonato de los barrios”. Su rival, el “Orejón” Tapia, representante de los ferroviarios, le dio su primera batalla. Aunque estaba seguro de ganar, la pelea no fue fácil. Al segundo round, nuestro boxeador cuenta que por el nerviosismo se le caían los brazos. Pese a ello logró la victoria, que luego de tres peleas más lo conducirán a llevarse el campeonato de los pesos mínimos.

Después de aquel exitoso debut, comenzó entrenar y poco a poco cosechó victorias, posicionándose como el mejor boxeador del Aconcagua. Es por ello que en el año 53`, logró enfrentarse al campeón de Chile por intermedio de la dirigencia de box andina, en combates de ida y vuelta a 3 rounds. La primera pelea se la llevó don Luis por Knock – out. Sabido era en el mundo del box que pegaba fuerte, lo cual le permitió ganar ese primer encuentro. No obstante, la revancha fue para Manuel León, quien advertido de las habilidades del “Matucho” en el primer combate, utilizó diferentes medios para cansarlo, evitando que este pudiese desplegar su fuerza. Al final, por puntos el campeón nacional se llevó la victoria.

Durante esta etapa como boxeador en Los Andes fue también seleccionado nacional para ir al Sudamericano de 1951 en Brasil, lo cual generó un revuelo no menor en la ciudad con las respectivas noticias que en los periódicos anunciaban dicho acontecimiento. Sin embargo, por cosas del destino ese año no se realizó el campeonato y don Luis perdió la oportunidad.

Box en ChileA pesar de haberse visto obligado a realizar el servicio militar en el año 52`, el “Matucho” siguió boxeando. Las compañías del ejército, cuenta él, se lo peleaban, pues su fama ya era extendida en la zona. El ejército en aquellos tiempo contaba con selecciones de boxeadores en sus regimientos, con sus respectivos campeonatos militares internos. Dos años participó en dichas selecciones; sin embargo llegado el fin de su servicio, y aunque ofrecieron contratarlo, decidió retirarse de las filas castrenses. La dureza del servicio militar y los maltratos, lo convencieron de seguir otro camino. Fue así como consiguió trabajo en la Maestranza de la Empresa de Ferrocarriles del Estado en Valparaíso, lo que le aseguraba un buen futuro.

Su vida en Valparaíso trajo cambios importantes. Los boxeadores estaban  mejor preparados, situación que lo llevó a tener que perfeccionarse mucho más. Para lograrlo se preparó con un rígido entrenador, con el que pasaba una hora y media todos los días después del trabajo, fortaleciendo su cuerpo y aprendiendo las “mañas” propias del box. Sin embargo, durante este periodo su pasión por el deporte decayó, producto de la exigencia de los entrenamientos y la poca flexibilidad, razones que terminaron por agotarlo.

No fue mucho más el tiempo que continuó peleando. Ya en 1956, el mismo Boxaño en que dejó el ring, vivió algunas de sus experiencias más emocionantes, pues tuvo la oportunidad de combatir con dos boxeadores argentinos, cosechando un empate y una derrota, además de participar en dos campeonatos nacionales.

Para el “Matucho” Báez el tiempo que dedicó de su vida al box le trae bellos recuerdos, si bien este deporte no se convirtió en el oficio de su vida, si es una parte significativa de su memoria; la emoción de cada pelea, así como el ambiente en el campeonato, la cordialidad entre los boxeadores, el respeto y admiración del público.

La liga de box del Valle de Aconcagua mantenía como uno de sus ejes principales el Estadio Centenario, un espacio del que hoy, no muchos conocen su existencia, pero que hacía mediados del s. XX albergó una de las dinámicas deportivas y sociales más señeras de la zona ¿Cuántos y cuántas aconcaguinos han destacado en sus disciplinas y la historia no ha hecho justicia con sus figuras? Es necesario que no fijemos la mirada únicamente en el patrimonio de los grandes relatos, en la historia castrense ligada a la zona o en la aristocracia que durante décadas configuró el pasar del Aconcagua. También debemos dejar espacio en la palestra para estas historias que establecieron una estructura de sentido de lo que significaba pertenecer a un territorio desde la casi olvidada mirada de barrio.