[EDITORIAL]
Quienes vivimos en las ciudades del Valle de Aconcagua reconocemos la tranquilidad del espacio cuando las contrastamos con metrópolis como Santiago, Valparaíso o Concepción, por mencionar algunas. Este imaginario de tranquilidad no solo se conforma a partir de la dimensión del espacio urbano y sus límites con la ruralidad, la contaminación acústica o la cultura de sus habitantes, sino también con la organización de las poblaciones, el transporte público y la relación periferia-centro. Valoramos los trayectos que podemos hacer a pie mientras damos vistazos a la cordillera, el cielo, los cerros, las casas. Es por eso que, a partir de la observación del territorio, específicamente de la ciudad de Los Andes, hemos podido evidenciar el crecimiento exponencial de esta, tanto a nivel demográfico como en el aumento en la construcción de edificios de diferentes alturas en distintos sectores de la ciudad.
Frente a este fenómeno urbanístico y posicionándonos desde nuestro interés por la identidad y el patrimonio local, es que formulamos una serie de interpelaciones retóricas e identificamos problemas asociados al crecimiento de las ciudades. Uno de estos problemas, es la edificación en altura, puesto que contrasta con propuestas habitacionales de ciudades como la nuestra, que ha visto el acervo del periodo colonial tensionado frente a las construcciones actuales. Eso nos llevó a indagar en la norma y la estructura que rige la edificación en altura en ciudades como San Felipe y Los Andes, comunas en las que durante años se ha visibilizado un crecimiento inmobiliario impulsado por un aumento de la población (flotante y permanente) que hace que estas comunas se potencien como “nichos” nuevos del mercado inmobiliario1Según la prensa local, Los Andes se está perfilando como un “nuevo nicho de inversión inmobiliaria” con una plusvalía del 4%, “mientras que en 2018 un departamento de un dormitorio amoblado se arrendaba en aproximadamente 400.000 pesos más gastos comunes, hoy el mismo departamento se encuentra por aproximadamente 500.000 más gastos comunes. Uno de dos dormitorios, en tanto, hoy se puede arrendar en cifras que se elevan hasta los 560 mil pesos más gastos comunes.” En: https://www.losandesonline.cl/noticias/48896/los-andes-se-perfila-como-nuevo-nicho-de-inversion-inmobiliaria.html . Sin embargo, no quisimos dejar los cuestionamientos en la esfera de la reflexión humanista, por lo que salimos a la calle a hacer una consulta ciudadana a los mismos habitantes de Los Andes. Aquí nos dieron sus variadas impresiones sobre el asunto de la edificación en altura, que se concentran, precisamente, en el concepto de tranquilidad.
De esta manera, nos encontramos en la prensa del Valle con el concepto de “boom” inmobiliario, lo que nos interpela como habitantes de estas ciudades para finalmente cuestionarnos quién y de qué manera planifica la ciudad, y cuáles son los criterios de dicha planificación. Todas las preguntas se sumaron y nos llevaron a querer generar una instancia pública de encuentro y discusión. Por lo mismo hemos propuesto un conversatorio para este 30 de julio en la Biblioteca Municipal de Los Andes, instancia a la que hemos invitado expertos en el tema, a fin de que nos ayuden a dilucidar estas y otras problemáticas que emergieron a propósito de información que, si bien está disponible en forma de normativas y otros documentos de dominio público, se articula a través de una árida nomenclatura y siglas incomprensibles. Esto se condice a su vez con la escasa participación de las comunidades en la planificación de sus ciudades, al margen de algunas consultas ciudadanas que funcionan como ejemplos de la viabilidad del método. Aunque al ser excepciones, la incidencia real es baja.
En síntesis, la información que explica cómo se articula y se piensa la ciudad permanece ajena a las ciudadanía y este, creemos, es un punto necesario de abordar en nuestras localidades. A ello se suman observaciones sobre transporte público y vialidad, vida barrial, contaminación visual o afectación al patrimonio. Con esto no buscamos demonizar la figura de las inmobiliarias ni lo que ofrecen a nuestras ciudades, sin embargo, nos parece necesario y urgente evaluar el sistema sobre el que estas funcionan. Consideramos la perspectiva de la activista y teórica Jane Jacobs, para quien las ciudades se vuelven más habitables y seguras bajo el concepto de la escala humana, edificaciones de baja altura que permiten observar la calle como residente de la misma. Así, en la medida en que moramos no solo nuestro espacio personal sino también el colectivo, una ciudad se convierte en un lugar amable para vivir y es esto último, precisamente, lo que queremos para Los Andes y las otras comunas del Valle de Aconcagua.