Por Danilo Herrera Burton y Jorge Cancino Palma

El considerar al Estado como un organismo solo demuestra la tendencia enfermiza a convertir las palabras en fetiches”

“El Estado, todo gobierno, independiente de su forma, carácter, o color `[…] es, por propia, naturaleza, conservador, estático, e intolerante al cambio, rechazandolo”

Emma Goldman

¿Quiénes se han hecho cargo de un mundo sumido en agitación y emergencias? Tanto en los eventos ocurridos desde el estallido social, como en la pandemia del covid19, quiénes han tomado decisiones rápidas antes situaciones urgentes, han sido los agentes periféricos del Estado central. Los municipios y la ciudadanía organizada en movimientos sociales, han desarrollado mecanismos y lógicas certeras, en contraste a un Estado atrapado en el aparato burocrático negligente y desconectado de todo. Esta estructura central, así como el albatros de Baudelaire, se agita lento como un cuerpo al que sus enormes alas no lo dejan caminar. 

Ante la pandemia, la urgencia de generar un distanciamiento social que evitara la propagación del virus, fue impulsada por los municipios, quienes se adelantaron al gobierno decretando la suspensión de las clases en muchas comunas del país, meses después, pese a la insistencia del un obstinado ministro, se negaron a autorizar la vuelta de los estudiantes.

Los últimos acontecimientos nacionales han evidenciado el desarrollo de una administración desde la periferia del poder central, que asume el protagonismo con acciones desarrolladas con cierta sintonía con los requerimientos ciudadanos, al tiempo que la maquinaria estatal parece convertirse en mera palabra, acaso lenguaje que, en este caso, no genera realidades. 

Desde otra arista, el movimiento social de octubre del 2019 y las diversas organizaciones que le dieron vida, desarrollaron un rápido y constante proceso de organización, que permitió la articulación de jornadas de marcha y rebelión social, la creación de asambleas, cabildos, jornadas educativas y diversas acciones a lo largo del país,  muchas de las cuales se desarrollaron en estructuras horizontales y participativas, mostraron una eficiencia poco vista en el Estado. Los cabildos fueron una primera muestra del desapego por este animal bobo, lento en movimientos al que la ciudadanía no podía esperar, había premura, se era necesario conversar ahora mismo, y mientras en el Congreso pensaban en coordinaciones futuras, la firma de algún documento crucial quedaba perdido en el entramado burocrático y la necesidad por entregar cuñas televisivas. Nosotros nos despegamos de esa abstracción llamada Estado y (re) descubrimos la comunidad.

Esta dinámica permanece y ha sido la misma que coordinó las muchas ollas comunes que aún humean en todo el territorio y de las que este animal mayor intentó burdamente apropiarse normándolas ¿Se puede normar el sentido comunitario? 

Considerando este panorama crítico, resulta necesario no olvidar que desde octubre del 2019 la posibilidad de otro Chile resulta clara y al alcance de nuestras manos. Pero es también la oportunidad de imaginar otra forma de organización política y económica, abrirnos a reflexiones y cuestionamientos imposibles hace 10 años atrás, repensar incluso la  existencia del Estado neoliberal ¿necesitamos una estructura que organice todo, aún cuando parece no organizarse bien a sí misma? ¿necesitamos ser gobernados por un poder central?¿necesitamos ser gobernados? Particularmente en tiempos en que la debacle del capitalismo global a manos de la naturaleza es parte de nuestra surreal vida, situaciones surreales permiten preguntas inverosímiles, y si nos permiten el exceso de filosofía  ¿qué política?, ¿qué gobierno? y aún ¿qué Estado? Cuestionamientos a la estructura estatal se han venido haciendo desde hace siglos. 

Emma Goldman decía que el Anarquismo nos reta a pensar, a investigar, a analizar cada proposición, lo definía como un nuevo orden social, basado en la libertad sin restricción, hecha de la ley del ser humano, bajo la teoría de que todos los gobiernos descansan sobre la violencia y por lo tanto son equívocos y peligrosos, al igual que innecesarios 1.  La historia de los últimos 30 años en Chile, nos devela una estructura política enceguecida por el poder en sí mismo ¿hay realmente una búsqueda del bien común? Al margen de los casos y acciones bien intencionadas, la imagen macro es desalentadora, los partidos parecen perros perseguidores de un auto con la etiqueta de poder y cuando lo han tenido no han sabido hacer más que solo retenerlo. 

Hay un sistema que se sostiene, en gran medida, en la propiedad privada. Pierre J. Prodhoun decía  que “la propiedad privada es un robo”, y Emma agrega que además es un robo sin riesgo ni peligros para el ladrón. A casi dos siglos del notable anarquista francés, la frase cobra sentido con solo tipear el nombre del presidente y sumarle “acusaciones”. Y si, estamos recurriendo a una teoría algo añeja, descontextualizada quizás, pero a veces el destornillador medio oxidado hace mejor el trabajo ¿pueden culparnos por encontrar sentido a palabras escritas con tal trascendencia? 

Acusamos a la clase política, a esa casta que duerme en una nube, mirando ocasionalmente al resto del mundo y que fugazmente lanza migajas ¿qué tan posible es mejorar un cuerpo ya necrosado? “Más pernicioso que el poder de un Dictador, es el de una clase […]” 2

Si el Estado lleva siglos pudriéndose desde dentro y quién se sube a esa máquina termina corrupto, quizás podemos pensar en detenerlo ¿y si renovamos la estructura desde su matriz? ¿y si centramos esfuerzos en cambiar el motor y no solo el chasis? La historia de las últimas tres décadas ha mostrado que el obstáculo mayor no son solamente los personeros de gobiernos incapaces. La constante es la presencia de una estructura que, aún con ciertas acomodaciones, no ha sido capaz de garantizar el bien común, una de sus tareas centrales.“Una cuestión más amplia y vital se plantea : ¿el gobierno político, el Estado, es beneficioso para la humanidad?” 3

La organización económica del anarquismo ve al trabajo como un deseo e interés profundo por la fuerza creativa, no es el método de verificación, no la cifra como un fin en sí mismo, es la creación humana, la fuerza llamada hacia el futuro. En ese sentido, la organización económica debe consistir en la producción voluntaria y asociaciones distributivas al menor costo de energía humana, erradicando todo tipo de explotación y de autoexplotación. Llamamos a eliminar el aclamado perfeccionismo, la obsesividad por no tener tiempo y el pavor al ocio productivo, al ocio creador, ese que nos detiene amablemente y nos deja contemplar, hacer del goce una actividad laboriosa que nos ocupe un tiempo sin culpa, no es pereza es pausa y creación ¿es que todo debe ser productivo? Llamamos a no confundir trabajo con producción en serie, ni esfuerzo con explotación y marginación, al perfeccionismo del capital respondemos con imperfección natural. 

Así, entendiendo la incapacidad para dar un salto tan drástico y que la conformación espiritual 4 de sus contemporáneos (y aún nuestra) se articulaba en largos periodos, Proudhon, plantea que el Estado no puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. En cambio, le parecía que una descentralización política era un primer paso necesario, ir restándole funciones al Estado paulatinamente, un medio adecuado para ir arrancando del horizonte a ese leviatán sin sentido. Veía la reconstrucción europea en forma de comunas autónomas, ligadas entre sí federativamente en base a pactos libres, pues solo así se podría contrarrestar la evolución inevitablemente nefasta de los Estados Modernos, constituidos por y para detentar el poder. Ante esto, la idea no era solamente una abolición del Estado, sino que principalmente descentralizar el poder económico y poner la tierra y la producción en manos de la comunidad local de trabajadores 5, llamó a ese sistema “federación agrícola – industrial”.

Si el Estado está creado bajo un precepto que lleva enquistado al patriarcado, es posible que no podamos esperar nada de un ente que nace así. Intentos por cambiar esto hay de sobra, varios fallidos. La propuesta de Proudhon, es decidora del origen de este, pues se da en base a un contrato que, a diferencia del de Rousseau, es propuesto, discutido y probado por quienes lo constituyen, el contrato social de Rousseau es una ilusión, una “ficción abstracta y legista”, decía 6

Si se toma en cuenta que los gobiernos de hecho son […] una degeneración de los concebidos en abstracto, en tanto que es imposible que se apeguen al ideal que les da vida”

En los estados federados que propone Proudhon, el Estado es un mero engranaje, una entidad que legisla los asuntos en común  y  una vez cumplida su labor, deja en manos de las comunas la administración y ejecución, no ejerce el papel de “elemento central” pues no existe un centro. Pero no nos quedemos ahí, pues el carácter de federado es en realidad solo un paso, para suavizar la total desaparición del Estado, de la estructura regente pues esta ha sido fundada desde la violencia.“La verdadera armonía social crece naturalmente de la solidaridad de intereses. En una sociedad donde esos que siempre trabajan nunca disponen de nada, mientras que esos que nunca trabajan disfrutan de todo, la solidaridad de los intereses no existe, de aquí que la armonía social sea un mito” 7

Por supuesto no tenemos la respuesta técnica, no sabemos cómo abolir el Estado, de hecho, es posible que ni Emma Goldman ni Pierre J. Proudhon lo supieran. Pero si tenemos el ímpetu de impulsar la reflexión, el cuestionamiento al canon político, a confiar en que es posible cambiar estructuras por mucho tiempo que lleven rigiendo. No se trata de quemarlo todo, ni de desconocer el trabajo que muchos políticos sí han hecho durante su carrera, una labor valiosa y que, sin embargo, ha debido luchar contra este albatros torpe que es la estructura estatal. 

¿Necesitamos que nos gobiernen?

Referencias

  1. Godman, E. Antología de ensayos,  Colectivo Editorial Nihil OBSTAT.
  2. González, M. Proudhon, o los principios de autoridad y libertad 
  3. Saleh, F. (2020). La rebelión municipal: el plebiscito que busca dar participación a la ciudadanía ante la crisis social. Revisado desde, 31 Marzo 2020, desde https://www.elmostrador.cl/destacado/2019/11/11/la-rebelion-municipal-el-plebiscito-que-busca-dar-participacion-a-la-ciudadania-ante-la-crisis-social/
  4. Valdés, X. &Iglesias, M. La primavera chilena: Calle, asambleas y cabildos. Le Monde diplomatique, Con el pueblo soberano, Otro Chile es posible. diciembre 2019. 

Citas

  1. Goldman, E., Antología de Ensayos: Anarquismo, lo que significa realmente, Colectivo Editorial Nihil OBSTAT, p. 19.
  2. Goldman, E. Individuo, sociedad y Estado,  Colectivo Editorial Nihil OBSTAT, p. 69.
  3. Goldman, E. Individuo, sociedad y Estado, p. 59.
  4.  González, M. Proudhon, o los principios de autoridad y libertad
  5.  idem.
  6. ibidem
  7. Goldman, E. Individuo, sociedad y Estado. p. 26.