Por Francisca Contreras.-
Para ciudades como San Felipe y Los Andes, el hablar sobre su patrimonio constituye un acto de compromiso con las futuras generaciones. En un momento de abrumador crecimiento urbano debido al desarrollo que desde hace unos años ha venido presentado la industria minera, el comercio, el turismo y los proyectos inmobiliarios en la zona, es que resulta tan importante detenerse y observar cómo estos avances en la dinámica económica se comportan frente a los aspectos sociales y culturales de las comunidades que habitan esos lugares en crecimiento. Tanto en Los Andes como en San Felipe la urgencia por conservar su patrimonio cultural -por ser vestigio palpable de su historia- demuestra que hay una importante disociación de lo que significa crecer económicamente y desarrollarse socialmente.
Creemos que el progreso económico debe ir acompañado del desenvolvimiento cultural y social de las personas, dentro de lo cual el reconocer su propia historia e identidad es fundamental para la buena gestión de los espacios que estos poseen. Si hay un sano equilibrio entre los elementos económicos, sociales y culturales, se puede hablar de comunidades que han alcanzado un desarrollo íntegro, capaz de reconocerse y respetarse así mismos. Esto es lo que hoy en día se conoce como sostenibilidad, concepto muy aplicado en temas de medio ambiente y economía, pero que también calza con los objetivos que busca alcanzar la conservación del patrimonio: reforzar el conocimiento sobre los testimonios materiales e inmateriales de la historia, el arte y la cultura, con el fin de preservarlos para la posteridad, dado que son elementos fundamentales en la conformación de nuestras sociedades, únicas e irremplazables, y partícipes de los diferentes procesos de la historia local y nacional.
Por esto, a lo largo de estas publicaciones sobre patrimonio, se pretende dar a conocer la importancia histórica, cultural y económica que constituyen algunos de los elementos patrimoniales dentro de las provincias de San Felipe y Los Andes. Serán parte de este análisis los Monumentos Nacionales protegidos por la Ley 17.288, pero también los no protegidos, esos que son parte de la tradición, las costumbres y la oralidad, pero que lamentablemente no cuentan con un tipo de protección legal vigente, ni difusión y valorización necesaria dentro de la población, y que sin embargo son relevantes para entender nuestra identidad. También se hablará del patrimonio natural y del paisaje cultural, ambos practicamente desconocidos para la gran mayoría de habitantes de este valle. El objetivo es fomentar su protección y puesta en valor a partir de información que logre mejorar la percepción que la comunidad tiene sobre sus bienes patrimoniales.
En muchos casos hay un completo desconocimiento sobre la cualidad de estos bienes como objetos de conservación ya sea por su importancia histórica, social o cultural. Se cree que la información actual es insuficiente para sensibilizar a la comunidad sobre el patrimonio en el cual habitan, el que corresponde a sus propias ciudades y localidades con sus edificios, lugares, costumbres y tradiciones. Por esta razón se estima que desde la historia es posible crear conciencia sobre la necesidad de proteger el patrimonio, apelando a la importancia de los contextos históricos en los que fueron creados y que de alguna forma han sido relevantes para la construcción e identificación de esa misma historia local y/o nacional. Con ello se espera recargar el presente de identidad gracias a la presencia de estos patrimonios en los cuales se visualiza lo que el pasado nos ha heredado, entendiendo dicha herencia como aquello que permitió el desarrollo actual de estas ciudades. Por lo tanto será un reconocimiento a los cimientos que hacen que Los Andes y San Felipe sean hoy lo que son, dos provincias marcadas por la historia colonial, profundamente rurales y transformadas por los eventos progresistas de los siglos XIX y XX.